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taller de integración

MEMORIAS SOBRE MIS PRÁCTICAS EN EGB 3



ALUMNO: LIC. MARIANO ORTIZ

ESCUELA: 4-067 Osvaldo Borghi

CURSO DE RESIDENCIA: 9º 1ª Turno Tarde

ESPACIO CURRICULAR: Comunicación Social

PROFESOR/A A CARGO: Lic. Analía Olguín

TUTOR: Prof. Graciela Mercado


 

“La Borghi”, mi primer colegio

Mi experiencia en EGB 3  fue en la escuela Osvaldo Borghi, donde tenía como antecedente personal de aproximación a la misma, la presentación de carpeta de antecedentes para un llamado de Lengua. El conocimiento previo con el que contaba era, además de su ubicación geográfica y del edificio en su interior, (disposición de las aulas, buffet, etc.) era haber tratado con la secretaria académica, la cual estaba cargo de recibir las carpetas. Como experiencia previa no fue muy buena, criterio compartido con los demás participantes del llamado y con parte del personal actual de la escuela, debido a la personalidad y la forma de tratar a los docentes de esta funcionaria.

La escuela se encuentra en el Bº Cano, y las características de la población que atiende, parece ser de hijos de beneficiaros del plan: “Jefes de hogar”, de medios y bajos recursos. Chicos del Bº Cano y San Martín en su mayoría.

 

Haciendo mi primer contacto

El primer contacto en la escuela Osvaldo Borghi, fue bueno. Apenas pisé la escuela se me acercó una preceptora preguntándome amablemente que necesitaba. Experiencia totalmente diferente a la primera cuando concurrí para el llamado de Lengua.

Expliqué mi presencia y me hicieron pasar a la sala de profesores donde fue tratado con respeto y amabilidad. Ya en el aula, el primer contacto con los alumnos fue bueno, ya que fui en carácter de observador y no recibí objeciones ni obstáculos para realizar mi tarea.

Anteriormente en la sala de profesores, charlando sobre el comportamiento de los alumnos del 9º que iba a observar, me enteré que era un grupo tranquilo pero poco trabajador.

La mayor parte de la información la recibí de la Lic. Anahí Olguín, quien tuvo la amabilidad de cederme su curso para que pueda realizar las prácticas y las observaciones. Debo decir que desde el primer momento recibí mucha colaboración de parte de ella, y sobre todo información sobre los alumnos.

Con respecto a mi experiencia previa en el colegio, confieso que me preocupaba que el resto del personal fuera como la secretaria en ese entonces, de la cual me quedó la impresión de ser una persona poco tolerante.  Luego me enteré, conversando con Anahí, que ésta secretaria no estaba más en el colegio, y que había muy buen ambiente de trabajo.

 

“Shh, que está anotando todo”

En cuanto a la observación de la clase en la cual iba a realizar la práctica me llamó mucho la atención  la poca cantidad de alumnos. La experiencia de observación se desarrolló tranquilamente. Los chicos aceptaron mi presencia sin problemas ni cuestionamientos. Al comienzo, desde mi ubicación noté, eso sí, una cierta incomodidad por parte de ellos, ya que cuando había algún cruce de miradas entre ellos y yo, debido a que me coloqué de frente, me dio la sensación de que exponía de más el proceso de observación. Situación que tuve en cuenta en mi segunda y tercera observación, al colocarme en posiciones menos expuestas.

Tal incomodidad de parte de los alumnos, al verme colocado a la par de la profesora, provocó, según mi percepción, una sensación de control, ya que en ciertos momentos vi que se sentían, además de observados, también controlados. ¿Cómo es esto? Me pasó, debido a mi inexperiencia (experiencia previa en la docencia: un solo y único reemplazo corto de 10 clases), que todo tipo de contestación, reacción exagerada, broma o comentario malicioso, me llamaba mucho la atención, lo cual se veía manifestada en la obvia y poco disimulada dirección de mi mirada. Eso dio lugar a que los alumnos se sintieran, sin intención, controlados. Imagino que la percepción de ellos fue la siguiente: “Entra una persona ajena al curso, a tomar nota de todo, cada vez que hacemos algo impropio. Esto va a traer consecuencias”.

Luego fui controlando y fui “disimulando” mi tarea, prestando atención a lo que decían pero sin mirar, perdiendo la mirada en algún punto fijo pero recordando datos para anotar, esperando el momento indicado para observar alguna situación, etc.

Los contenidos que se desarrollan en la clase y su dinámica estaban basados en la explicación de las pautas para el desarrollo del examen trimestral, el cual constaba de la producción de una historieta, sobre una temática definida de antemano, utilizando como soporte informático el programa “Power Point”.

La clase estuvo dada con mucho orden, y en un muy buen clima de trabajo. No se presentaron graves problemas de indisciplina. En esta clase los alumnos debían trabajar por binas, donde debían desarrollar de manera escrita una historia de la que iba a tratar la historieta.

 

A preparar la clase

Ya adentrándonos a lo que se refiere a la preparación de la primera práctica, reconozco que la disfruté muchísimo. Con bastante tiempo para dedicarme a ella, me dispuse a buscar un material sobre los contenidos a desarrollar: “Historia de los Medios de Comunicación”.

Ansioso por saber como es la dinámica de la búsqueda de material que no sea el de la Licenciatura, y saber como suelen ser los resultados de tal emprendimiento, fue que me aboqué a tal tarea.

El materia a disposición resultó ser basto,  de distintos formatos, pero lo más satisfactorio fue encontrar en la bendita Web, un materia tan preciso par ala clase a dar: Un video sobre la historia mendocina de los medios. Obviamente que para un profesor con un poco de experiencia puede ser moneda corriente hallar este tipo de materiales, peor mara mí, donde era la primera vez que me abocaba a tal tarea, fue muy grato.

Bien, a parte de este material fue que nos pusimos con Anahí a preparar la clase. Previamente le solicitamos la opinión a Graciela Mercado, nuestra tutora, la cual fue positiva. Fue así que definimos los hechos relevantes de la historia mendocina de los medios, elaboramos una línea de tiempo para complementar la información y volvernos sobre ella cuando fuera necesario, confeccionamos la secuencia didáctica y dividimos los temas a exponer.

En la elección del material fue muy importante la opinión de Anahí, ya que ella era la profesora a cargo del curso, y conocía bien al grupo en cuestión. Posteriormente, para la preparación de mi clase también tuve muy en cuenta su opinión, a la hora de decidir sobre las actividades a desarrollar, el tiempo en que llevaría su resolución, el material a usar, etc.

 

En la cancha

Primera Clase: Con respecto a la intervención docente, verdaderamente me sentía muy inseguro. Personalmente consideraba que era una instancia decisiva, más que cualquier examen del profesorado, ya que en realidad no había tenido una experiencia vasta para probarme como profesor o docente, par ver si tenía “madera” de docente. Era probarse en la “cancha”, después de haber estudiado las instrucciones del “juego”.

Para contrarrestar esta inseguridad, de manera casi obsesiva, tengo que reconocerlo, traté de no dejar ningún cabo suelto en la preparación de materiales, secuencias, actividades, etc.

Pero la obsesión no fue suficiente. La primera clase era compartida con Anahí, y ya teníamos todo preparado. Pese a mi inseguridad, me encontraba tranquilo en el hecho de que consideraba todo previsto para el “evento”.

Debido a que la clase se trataba del visionado de material audiovisual, nos dirigimos a la sala de video con los alumnos, profesora y tutora. Previamente tuvimos que esperar que la sala de video se desocupara ya que había un mal entendido con los turnos pedidos, pero no era tan grave. Los chicos estaban ansiosos por el video, había buen clima. Todo bien. Hasta que apareció el bendito y nunca bien ponderado “IMPREVISTO TECNOLÓGICO”. Pequeña eventualidad característica de la era tecnológica, que decidió posarse sobre el reproductor de DVD de la sala de video.

Atención. No dejamos de reconocer junto con Anahí, que simplemente fue un error nuestro por falta de previsión y control de los equipos a utilizar, y que se hubiese resuelto con chequearlos con anterioridad, pero la carga significativa que tenía esta instancia para mi principalmente, hace inevitable la atribución a la “la mala suerte” que, si siguen leyendo las memorias, van a ver que persistirá mas adelante.

En fin, era un problema de cables. La imagen perfecta pero el sonido no salía, lo cual hacía inservible el material. Intentó solucionarlo un alumno. No paso nada. Intentamos varias e insistentemente con Anahí y nada. Intentó la tutora. Nada. Desistimos finalmente.

¿Y ahora? Bueno, rápidamente y apoyándonos en la experiencia de la profesora Anahí para sortear situaciones imprevistas, fue que improvisamos una exposición didáctica compartida con un material soporte al video: una línea cronológica sobre los medios de comunicación en Mendoza.

Intuitiva e improvisadamente nos dividimos los contenidos a exponer, y a partir de gestos, pausas “que invitaban” a hablar, diversos “pies” para dar lugar a la voz del otro profesor, etc., fue que logramos realizar nuestra primera práctica.

La participación de los alumnos fue sobria, no se los veía desinteresados pero sí algo frustrados, por la expectativa de ver un video.

Con la profesora Anahí me sentí cómodo en esta improvisada exposición, pese a errores conceptuales que tuve y que sutilmente la profesora se encargó de corregir evitando, por un lado, que los chicos se quedaran con el error, y por el otro, que yo quedara mal parado.

Fue así que atravesamos nuestra primera práctica, y una de mis primeras experiencias como docente, muy significante para mí como pocas.

Segunda Clase: Esta clase me tocó darla sólo, y le tema era “Formatos de diarios y Portadas”, ya que en la tercera clase iba a estar a cargo de Anahí, en la cual tenía que dar “Agenda Setting”, de acuerdo a la planificación.

Para esta ocasión tenía preparado un documento para ser leído en clase junto con una guía práctica para resolver, para lo cual debía trabajar con diarios en su versión impresa.

Comencé la clase recuperando conocimientos previos en forma dialogada, y vi que la participación estaba algo difícil. Había 3 ó 4 alumnos que participaban interesados, el resto se mostró serio, expectante, como evaluando mi actuar.

Yo me sentía cómodo, pero un poco inseguro, al ver que los chicos no eran muy participativos.

Intenté un par de veces que leyeran el documento, sin resultados positivos, así que decidí leerlo yo mismo, explicando los conceptos y apoyándome en el material gráfico que había llevado.

Para la clase pequé en el pizarrón una portada ampliada del diario Uno (de las que se utilizan para promocionar el diario en los puestos de diarios y revistas) y pegué una portada del Diario Los Andes. Repartí una copia del documento para cada alumno y un diario diferente por banco. Había un ejemplar del Diario Uno, Los Andes, Ámbito Financiero, Página 12, Jornada, Clarín, La Nación, etc., hasta un diario escrito en braile. También les entregué una copia del Diario Los Andes del Sábado 3 de enero de 1885, para una actividad donde tenían que compararla con una tapa actual del mismo diario.

A medida que les iba entregando el material, e iba transcurriendo la clase, aumentó la participación y el interés por el contenido del documento y al final mejoro un poco la interacción con los chicos.

Como tenía previsto la resolución de la guía comparativa como tarea extraclase, el tiempo alcanzó perfectamente. En la segunda mitad del módulo, surgieron preguntas interesantes por parte de algunos alumnos, ejemplos y comentarios acertados. Los conocimientos previos eran suficientes para entender el tema de acuerdo a la estrategia elegida.

Cabe destacar que en esta oportunidad no surgieron situaciones imprevistas ni tuve que recurrir a soluciones o tareas alternativas, como sucedió en la primera clase.

 

Tutoría exigente y solidaria

La interacción con la tutora Graciela Mercado fue muy fluida desde el principio, ya que desde el primer momento no tuvo problemas en darnos sus números de teléfonos (incluido el de su casa) para que la pudiéramos ubicar fácilmente. Al igual que vía mail y los espacios de encuentros. Se encargaba de que existieran siempre, ya que algunas se veces se veía complicada en este aspecto, y sin embargo encontraba un espacio donde atendernos. Con decir que un par de encuentros lo realizamos muy cómodamente en la sala de profesores.

En cuanto a los señalamientos, tengo que remarcar la sinceridad y lo constructivo de sus aportes. Citando a Philipe Meriu, que planteaba en su obra “La opción de Educar” el tema de la exigencia como solidaridad con el alumno, puedo decir que Graciela fue exigente, pero de manera solidaria, y sus palabras adquirían autoridad, no desde la superioridad de un bagaje teórico mayor, sino mas bien desde la experiencia y los aprendizajes que da el oficio del docente. Muchos aportes fueron de índole práctica y de sentido común, en los cuales tuvo muy presente mi inexperiencia.

No hubieron ausencias, por el contrario, los encuentros tutoriales semanales eran reforzados con una fluida comunicación vía mail y telefónica.

Las devoluciones fueron equilibradas: comenzaban con un exacto y minucioso listado de observaciones sobre los puntos a mejorar finalizando con un reconocimiento de lo positivo, los avances y los aspectos sólidos de la práctica. 

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